martes, 2 de agosto de 2016

Días perdidos

Días perdidos en oriente
Tantos paseos sin destino
Esa tablilla que me mantiene seco
Cruzando el río en calma

La vida está presente
La soledad más absoluta
El cariño del agua
¿Qué te inspira?

La soledad rodeado de gente
Es la tristeza del cambio
El argumento de la derrota
Llora el dragón por su cría

Se estremece el campesino
con la furia del volcán.
De aquí ninguno saldrá vivo
Pero los gritos, los gritos
quedarán en el infinito.

Mil fuentes de inspiración
escoge una, son todas.
El agua fluye
equilibra las fuerzas

Días perdidos
sin rumbo y con
el mundo como hogar.

Jan K. Días perdidos - Poesía satánica Vol 3 (1994)

lunes, 1 de agosto de 2016

Lo mejor de la vida

Recuerdo que cuando iba al colegio del pueblo todo era cansino, la repetición era la norma suprema de la cual emanaba cada resquicio de realidad tal y como se nos presentaba. La veía a ella cada día, no podía esconder sus imperfecciones de mí. Una vista fugaz nunca deja apreciar los detalles, pero la rutina despoja de sus ropas hasta al guerrero que porta la más pesada de las armaduras.

Éramos pocos y ese mundo se alejaba con una fuerza fundamental. Pareciera que el movimiento era esférico y que el bucle roía la confianza de todas nuestras cabezas. Yo nunca dejé de soñar y viví una vida plena aunque fuera de aquella manera. A fin de cuentas son diferentes métodos de vivir para vivir lo mismo.

Aprendí en mi juventud que todos necesitamos una fuerza vital, algo que empuje esta pesada roca hasta la cima para poder observar desde arriba esos instantes finales que preceden a la caída última y letal. En la madurez aprendí que compartirla no te despoja de ella, así que aquí comparto con los lectores el texto que escribí cuando tenía doce años. Fue mi trabajo final de la asignatura de Lengua y habilidades lingüísticas. A cada paso que daba, le echaba un ojo y me mantenía alegre.

Si consiguen descifrarlo y entenderlo, envíen un email a domtblog@gmail.com o dejen un comentario aquí. Conseguirán demostrar su valía y su inteligencia a la par que me alegran un poco la vida.



El canto a la existencia


Estos húmedos valles esconden un secreto: no están humedecidos por el río de metal que los divide y los cruza a través. Aquí se borró la sonrisa de los niños, tanto si estaban como si estuvieron, no sirve de nada que las madres yazcan compungidas mientras lloran, pues ni todas las lágrimas del mundo purificarán este río.

Los frutos ya nacen podridos y sus llantos no puede actuar aquí, cuando es necesario encontrar agua pura y fresca se debe agujerear la superficie hasta los límites de cada uno, pero no será tan fácil llevarse el líquido elemento porque él lo guarda, receloso de su sustento. Siempre hay que ir más allá, excavar hasta donde nadie llegó antes, aunque finalmente los extremos se tocan, si cavas sin descanso siempre vuelves al punto de partida.

Luchar: ¿para qué? ¿escupir toda la furia, el odio y el dolor en un ataque suicida y kamikaze que arrase con aquello que tememos? Quizá, pero recordando que donde hay vida no hay silencio.

Atajos al paraíso en todas sus formas, tú sabes que a veces merece la pena para mí, en los árboles la vida se rompe, hay una canción que limpia tus pecados. Oh... me hace maravillarme con cada intención, Oh... me hace conocer ese sentimiento cuando vuelo libre por infinitas praderas y aparto el humo de las voces en mi cabeza, de nuevo las melodías del abismo.

Ahora es ya invierno y los frutos están congelados, el nuevo día ha dejado un problema para los padres. La comida que antes abundaba ahora carece de lugar.

Los extremos que se tocan, la felicidad. Si todavía hay sitio en tu mente, no estés solo ahí, sí, puedes ir tan rápido como quieras en cualquier dirección. Me hace recapacitar sobre la amistad, sobre quién soy y qué es lo que realmente tengo. Tu cabeza sigue elevándose y no piensa parar, ahora puedes escuchar la naturaleza, si permaneces en silencio te hablará.

Ya ha comenzado, la magia. Yo conozco todos los lugares sagrados, si tiene que ocurrir ¡que suceda! no tengo miedo a nada, había una señorita que hacía brillar mis ojos y ella se fue lejos, si escuchas bien allí estarás y nunca volverás a estar solo, sé una roca y quédate solo... ¡solo!

Se fue a una isla porque temo al agua, ¿huía? Ella simplemente cruzó el puente al paraíso.

Y si esto... ¿solo es una más en el todo? ¿si es la normalidad? Entonces gracias a la vida por darme un poco de ella. Gracias por cada lágrima, por cada carcajada, por cada sueño, por esos momentos y esos segundos, al final seré energía que recorrerá el infinito abrazando y apreciando lo que una vez tuve.

La vida.

Domt.